eXTReMe Tracker

sábado, diciembre 22, 2007

Forma y fondo

Vengo del foro (Bibliotecas virtuales) en el que algunos de vosotros me habéis conocido y uno de los temas de discusión (uno de los eternos temas de discusión de siempre en el foro) me ha llamado la atención e impulsado a escribir aquí.

El tema, iniciado por uno de los veteranos del foro, versa sobre si deberían abandonar el foro los usuarios que escriban con muchas faltas de ortografía. Se mencionan más características que deberían cumplir los usuarios que tienen que "abandonar" el foro, pero yo me quedo con esta primera, y con una de las respuestas que el tema ha recibido, de parte de un usuario que, resumiendo, decía que todo escritor tiene derecho a escribir sin saber las normas de ortografía.

Ahí es donde yo mismo he tenido que intervenir en el foro y dejar claro por qué no considero que se deba usar la palabra "escritor" en esa frase.

Empecemos por el principio: ¿quién puede considerarse escritor? ¿El que escribe, sea lo que sea? ¿El que ha publicado algo, sea lo que sea?

Reconozco que yo mismo me he referido, en más de una ocasión, a mí mismo y otros usuario del foro como "escritores", así que considero justo explicar mi definición de dicha palabra, una parte de la cual ha quedado clara en mi respuesta en el foro.

¿Es escritor el que escribe? No. Lo siento, porque sé que voy a herir a muchas personas, algunas de las cuales probablemente dejen de leer este blog, pero no puedo aceptar como escritores a muchos que escriben por escribir. Me explico: he visto, gracias al foro antes mencionado, a mucha gente que escribe con faltas de ortografía o poniendo en mayúscula cada palabra de una frase, como está de moda actualmente entre los angloparlantes. No diré que esos no sean escritores, pero no consideraré en la vida escritor a aquel que, después de habérsele comentado que debe mejorar su forma de escribir o corregir mejor sus textos, sólo es capaz de responder "quien no le guste, que no me lea" o "lo que importa es escribir, no cómo se escribe". Como ya he comentado en el foro: "¿podríamos considerar fontanero a alguien al que le gusta colocar tuberías, aunque lo haga mal?". Yo, por mi parte, jamás confiaría mi casa a alguien así, y espero que el mundo no confíe su literatura a gente que no se molesta en corregir lo que escribe. A muchos otros, podría coneiderarles, como suelo referirme a veces a mí mismo, "escritores no publicados", pero tampoco termina de gustarme la definición. Tal vez no tenga del todo claro qué es ser escritor, pero sí tengo muy claro qué no lo es.

Ahora, vamos con aquello a lo que quería llegar: ¿qué es más importante, la forma o el fondo?

¿Debemos escribir con palabras y construcciones preciosistas, aunque el fondo de lo que contemos no transmita nada? O por otro lado, ¿no importa que las palabras no sean tan "rebuscadas", mientras la historia o su calidad valgan la pena?

Ni lo uno, ni lo otro. Todo escritor debería buscar un equilibrio entre forma y fondo, y no dejar que ninguno destaque sobre el otro. Y por supuesto, todo aquel que diga que las faltas de ortografía no son importantes, queda fuera de mi lista de escritores. No me gustan ni los fundamentalista de la palabra preciosista o los que consideran escribir como juntar palabras, pero tampoco los que no se preocupan por cuidar lo que escriben. Tal vez sea un poco paranoico, lo cual me lleva a repasar, al menos una vez, todo mensaje que escribo en foros, todos los emails que escribo, y cada artículo que publico aquí, pero se me cae la cara de vergüenza cada vez que, después de haber subido un texto, descubro una falta de ortografía.

En fin, espero no haber herido muchas sensibilidades. Supongo que podría haber sido más sangrante, pero, sinceramente, no lo creía necesario. Quien deba darse por aludido ya lo habrá hecho y si no es así, lo sentiré por su ceguera. Sólo busco lo que todos, que todo aquel cuyos escritos deban ver la luz, algún día pueda publicar, pero siempre procurando mejorar. Y por descontado, no me vale eso de "quien no le guste, que no me lea" para justificar las faltas de ortografía. Me vale para todos aquellos que escriban de una forma especial o diferente, o incluso para aquellos cuyos libros no me gustan, como Dan Brown. Podremos decir muchas cosas sobre sus novelas, sus tramas o su rigor histórico, pero no sobre sus faltas de ortografía.

sábado, diciembre 01, 2007

Comienza el proceso...

... de votaciones en yoescribo.com. Como ya comenté en mi última entrada, hoy, 1 de diciembre de 2007, empieza el proceso de votaciones de los lectores, dentro del premio de relato 2007 de yoescribo.com. El proceso se alargará hasta el día 31.

Entre los relatos presentados a dicho concurso, está "¿Quién dijo miedo?", escrito por vuestro humilde servidor. Es un relato de intriga de unas 50 páginas, escrito hace unos tres años. Durante los dos últimos, ha estado alojado en yoescribo.com, donde ha cosechado un relativo éxito, con algo más de 130 descargas. Ahora espero que el éxito sea completo, con este premio.

Como ya dije en su momento, no busco que veotéis por votar, o porque os caiga simpático. No escribí ese relato pensando en este u otros concursos, por lo que confío en la frescura que le da el haberlo hecho sin presiones o sin expectativas creadas. Lo que os pido es que lo bajéis y lo leáis, eso por lo menos. Si después os gusta tanto como para pensar que merece vuestro voto, hacedlo. Si, por el contrario, pensáis que no merece la pena, no lo votéis, pero espero que incluso en ese caso, os resulte una lectura agradable.

Dentro de un mes, cuando salgan los resultados del concurso, os pondré al día sobre los mismos. Espero que sea para anunciar la consecución de mi primer premio y, como resultado, la publicación de mi primer libro, aunque se trate de un relato corto.

miércoles, noviembre 21, 2007

Un poco de autopromoción

Nunca he sido muy dado al autobombo y la autopromoción, pero mentiría si dijera que, al menos en parte, no creé este blog por ese motivo.

El caso que nos ocupa es que desde el día 1 de diciembre de este año, ya al caer, empieza el periodo de votaciones para el premio de relato de yoescribo.com, en el cual participo con mi relato "¿Quién dijo miedo?". Desde aquí os animo a que lo leáis y votéis si os gusta. No estoy pidiendo el voto a ciegas (aunque no negaré que también me sería positivo) sino un voto en conciencia. Si os gusta, votadme, y tal vez así logre ganar mi primer premio literario. No es el premio más prestigioso, pero sí un buen trampolín y la oportunidad de llenar mi curriculum literario con algo de más enjundia que lo que hecho hasta el momento.

Pues nada más por hoy. No dejéis de entrar en yoescribo.com y al menos leer mi relato. Y contádselo a todos los aficionados a la lectura que se crucen en vuestro camino. Gracias y saludos a todos/as.

lunes, noviembre 05, 2007

Sigo con lo mío

Ayer realicé lo que se suele denominar "lluvia de ideas", para dar forma a las anotaciones iniciales de la que podría ser mi próxima novela, tras lo cual tengo ya notas hechas para unas 20 ó 21 novelas aún por escribir.

Sé que alguno querra (metafóricamente) "saltarme al cuello" después de leer las siguientes palabras, pero esta novela de la que hablo podría encuadrarse dentro de lo que conocemos como "novela fantástica". No quiero que nadie piense en estas palabras como una justificación (Excusatio non petita, acusatio manifiesta), simplemente me apetecía escribir algo en el blog y esto es lo más reciente que me ha pasado.

Más de una vez he afirmado que no me dedico (ni tengo intención de dedicarme) a escribir Harry Potters o similares, y creo que esta novela seguirá en esa misma línea. La premisa argumental (me vais a permitir que no la revele por aquello del robo de ideas) me hace pensar que podría encuadrarse dentro la línea de "mudno fantástico dentro de nuestro mundo", aunque creo que con matices de cierta originalidad. No esperéis encontrar dragones, espadas, elfos o demás elementos tolkenianos. Mi idea es que resulte más simbólico y/o alegórico.

Hasta el momento, nunca me había planteado escribir una novela de este tipo, aunque las ideas que están dando forma a ésta me atraen mucho. Todo empezó durante la noche del viernes al sábado, más bien mañana del sábado ya, gracias a un sueño bastante curioso que tuve. El tema de los sueños siempre me ha fascinado (de hecho juegan un papel muy importante en la primera novela que escribí). Llevo tiempo dando vueltas en la cabeza a la idea de escribir otra historia en la que los sueños sean parte importante, y el del otro día me inspiró lo suficiente. De hecho, más que suficiente, ya que creo que es la vez que más ideas he anotado antes de empezar a escribir una nueva novela. Sólo espero que mis ideas se mantengan igual de frescas y ágiles durante el tiempo que pase escribiendo la novela y ésta mantenga la intensidad.

Mientras tanto, estoy también corrigiendo mi última novela, que empecé hace algo más de un año y terminé hace unos dos meses. Aprovechando que cuento con una pda con bastante capacidad y que funciona muy bien a la hora de escribir, hago las correcciones en el metro por la mañana cuando voy a trabajar y por la tarde/noche cuando vuelvo. Como tengo unos 40 minutos en cada viaje, me da tiempo a corregir bastante, aunque, eso sí, siempre con cuidado. De todos modos, supongo que una vez que acabe, deberé repasarla de nuevo para estar seguro de que no se me ha escapado nada.

Por lo demás, sigo a la espera de respuesta por parte de unas pocas editoriales y un par de agencias literarias, pero ya se sabe cómo van esas cosas: desesperantemente despacio.

Pues nada más me queda por contar hoy. Hasta la próxima

martes, octubre 23, 2007

Vuelta a comentar los comentarios

De nuevo, paso a reproducir uno de los últimos comentarios que he recibido (lo siento, ultimamente trabajo más de 12 horas la día y no me quedan neuronas suficientes para escribir cosas muy originales). Esta vez se me critica por un artículo que escribí sobre un agente literario que suele ponerse en contacto con gente que publica en yoescribo.com, con el que algunas personas (no sólo yo) han tenido malas experiencias:

Comentario de "Anónimo", que se puede leer en el artículo que publiqué "Gracias, amigo anónimo" (Espero que no sea el mismo anónimo"):

Hola:
Hace poco leí en tu blog que recibiste noticias de un agente literario con las iniciales J.M.R.A., que contacto contigo tras haber colgado tu novela en yoescribo.com. Creo que es muy fácil criticar a quién no conocemos. Yo soy otro de esos escritores que recibió un e-mail de este señor, comentándome lo mismo que a ti. Yo, por el contrario, le concedí un voto de confianza (nunca sabrás cuanto). Después de varios mes y medio esperando que fuera verdad lo que me había prometido, por fin se ha visto recompensada mi espera y mi confianza en él. Acabo de firmar con la editorial Vía Magna, y mi novela saldrá editada para esta primavera. Por consiguiente, si este señor me exige un 30% de comisión, creo que se lo ha ganado, pues ha trabajado muy duro para mí y ha confiado en mi obra. Creo que a veces debemos pensar que no todo el mundo es igual de incrédulo que Santo Tomás. Por lo demás, espero que tengas suerte. Otra cosa, si deseas contactar conmigo, facilitame un correo electrónico y te pasaré datos que confirman lo que acabo de decirte. Gracias.


Y aquí, mi respuesta, que reproduzco como nuevo artículo, para que a mi nuevo "Anónimo" no se le pase leerla:

Querido nuevo "Anónimo", temo que no entendiste lo que conté sobre dicho "agente".

Vamos por puntos:

1) Yo también di al supuesto agente ese "voto de confianza" del que hablas, y cuando casi siete meses después y ante la falta de respuesta, decidí ponerme en contacto él, sólo recibí la callada por respuesta. Viniendo de una persona que se puso en contacto conmigo sin que yo le llamara, me pareció una falta de respeto que después tirase la piedra y escondiera la mano.

2) Yo critiqué, entre otras cosas, que el tipo ocultara deliberadamente (aunque fue muy fácil averiguarlo) que los autores que me presentaba como "referencias" habían publicado sus primeras obras, aquellas en las que él les había supuestamente representado, en la editorial de la que él mismo es editor. Esa no es la forma de trabajar de un agente literario serio. A mí no me importa que un editor se ponga en contacto conmigo (editores, llámenme) pero sí me parece mal que se me oculten datos. Una media verdad no es menos mentira.

3) 30% es un atraco a mano armada en el mundo de la representación literaria. Si a ti te vale, perfecto y felicidades por tu próxima publicación, pero (y esto es mi opinión personal, no te lo tomes a mal) te han metido un gol por toda la escuadra. Sé de buena tinta que agencias como Sandra Bruna, con más experiencia y tablas que este agente del que hablamos, cobran un 15%. Es como si optases por una editorial de coedición. Si no te importa pagar, perfecto, pero a mí me parecería igualmente que te han robado.

4) No te lo tomes a mal, si realmente vas a publicar y quieres demostrar que tu agente es serio y todo eso, ¿por qué firmas como anónimo? En tu lugar, yo estaría pregonándolo a los cuatro vientos, sobre todo después de haber firmado ya el contrato de edición.

Lo siento si te parece una respuesta fría, o incluso dura, pero tiendo a no fiarme de los anónimos. Si te apetece escribirme, ya di la dirección hace tiempo, pero la repetire: jorge.urreta@hotmail.com

martes, septiembre 18, 2007

Coedición, esa gran desconocida

Hace poco recibí un email de una editorial que, aparte de edición tradicional, ofrece la posibilidad de coedición, lo cual me ha llevado a escribir esta pequeña reflexión sobre dicha modalidad de edición. No voy a nombrar a la editorial en cuestión, ya que esta gente sí va de cara con sus autores y les deja claro lo que hay. Además, llevan poco tiempo en esto y no tengo intención de perjudicarles, lo cual no es el objetivo del presente artículo.

La coedición, prima hermana de la autoedición, te la suelen vender de varias formas, unas más sinceras que otras. Conocidas son editoriales como Entrelíneas, de la que ya hablé largo y tendido en su momento, o Atlantis. Ambas son del tipo de editorial que no te dice nada sobre la coedición prácticamente hasta el momento de firmar el contrato y, en el caso de la primera, ha habido incluso casos en los que han amenzado a los autores que se han negado a firmar, alegando que no les conviene hablar del contrato que les han ofrecido, por el desprestigio que les supondría. Van más allá, incluyendo en su web un decálogo sobre lo que debe ser una buena editorial, que advierte a los autores de editoriales como ellos mismos, pero eso ya es harina de otro costal.

En ocasiones anteriores, y en foros como el de bibliotecasvirtuales.com, he reiterado que no estoy totalmente en contra de la coedición, siempre que el autor sea consciente de dónde se está metiendo y el editor le deje claro que le "publica" porque le paga, no porque vaya a ser el nuevo best-seller del año, aunque este caso es más raro que ver volar a un burro. Muchos autores, unos por desconocimiento y otros por estar ya desesperados después de haber enviado su amado manuscrito a las "grandes"(*) editoriales, para recibir sólo cartas de rechazo, se dejan seducir por los cantos de sirena de estos editores, a los que se les llena la boca con "royalties", beneficios altos, presentaciones y demás zarandajas, aunque en muchos casos no cumplen con lo prometido. A mí mismo me han ofrecido ya en varias ocasiones la coedición (en la mayoría de los casos las propuestas vinieron de gente que ni siquiera había leído un manuscrito mío completo, manda narices), y sólo una vez me la ofrecieron sin tapujos y sin trampa ni cartón. Las palabras de la persona que me hizo la oferta fueron, más o menos, las siguientes: "Ahora eres un escritor desconocido y nosotros una editorial pequeña, por lo que te podría ofrecer una coedición para tu primera novela. Si esa novela tiene suficiente éxito, para posteriores obras ya negociaríamos un contrato de edición tradicional en el que no tuvieras que pagar nada.". A pesar del repelús que me da la coedición, reconozco que esa persona se ganó mi respeto, al menos por su sinceridad. No tengo intención de coeditar, primero porque tengo una hipoteca que pagar y ni ganas ni disponibilidad para desembolsar las burradas de entre 3.000 y 4.000 euros que suelen pedir por ediciones con tiradas ridículas, y segundo, porque sé positivamente (y porque yo mismo lo hago) que gran parte de mis potenciales lectores no me tomarían en serio por haber tenido que pagar para ver mi obra editada. Vale que mi padre, por poner un ejemplo, lee casi cualquier cosa que pasa por sus manos y no sabe qué es la coedición o si lo normal es que te paguen por editar o seas tú quien deba pagar, pero hay mucha gente que sí lo sabe, y cualquier crítica literaria sobre cualquier de mis obras que incluyera una referencia a que hubiera tenido que pagar por publicarla, sería una crítica negativa.

Por otra parte, hay un detalle que me hace una especial gracia: sé que no es lo que ocurre en todos los casos, pero no deja de ser curioso lo mal editados y corregidos que se publican algunos títulos cuyos autores se han acogido a la coedición. Sé, gracias a Maritornes, autora del blog "Corte y corrección", que muchas de estas editoriales de coedición contratan a correctores ortográficos y de estilo para que arreglen los bodrios que algunos autores tratan de coeditar, pero también sé de casos en los que las novelas (sin haber sido autoeditadas) han salido a la calle con todos los fallos que el autor había cometido durante su redacción. ¿Acaso los 3.000 á 4.000 euros abonados, que se supone cubren el 50% de los costes, no dan derecho a un servicio de corrección? Si una editorial "seria", que apuesta por uno sin cobrarle, contrata correctores (a los que, como es lógico, hay que pagar) para que la novela llegue al mercado en las mejores condiciones, ¿cómo se entiende que las que sí te cobran no te den ese servicio?

Sigo pensando que cada uno es libre de hacer lo que quiera con sus textos y de decidir si desea pagar o no, pero sigo pensando también que la autoedición y la coedición pueden suponer grandes errores en la carrera de alguien que realmente desee escribir y que sus obras lleguen a la gente. Si buscas tener en tapa dura aquella colección de poesías que le escribiste a tu novia antes de casaros, me parece perfecto que lo quieras hacer, pero para eso te va a una imprenta directamente, donde te saldrá más barato. Si lo que buscas es publicar y que todo el mundo tenga la oportunidad de acceder a tu obra, piénsate mucho si confías en ella. Si no confías en que tu obra sea suficientemente buena como para ser publicada, pero a pesar de eso, sigues queriendo hacerlo, allá tú con lo que haces con tu dinero. Si, por el contrario, confías en la calidad de tus obras, éstas saldran a relucir más tarde o más temprano, y en elgún lugar habrá una editorial tradicional dispuesta a publicarla y difundirla. Los buenos textos no suelen durar demasiado tiempo en el cajón.

(*) Grandes en tamaño, lo cual no siempre significa grandes en trabajo con el autor o en calidad de edición.

miércoles, septiembre 12, 2007

Gracias, amigo Anónimo

Y lo digo de corazón, sin sarcasmos, sin acritud y sin ánimo de polémica, aunque sí me va a permitir que comente su crítica. No lo hago con la intención de rechazarla de plano, sino con la idea de aclarar algunas cosas que no termino de entender. Paso a reproducir su crítica al completo, salvo las partes que no me atañen o no hablan del texto, y la iré comentando punto por punto. Las partes escritas por usted estarán en cursiva y las mías en negrita, para que no haya confusión entre quienes lean esta entrada del blog.

-He tomado por fin la gran decisión.
Con sólo leer estas primeras palabras, uno no sabe si quien le habla, o sea, usted, es un niño o juega a serlo.

Tal vez no haya sabido dárselo a entender, pero me parece extraño que piense que soy yo el que habla al lector. El texto está narrado en primera persona, siempre desde el punto de vista del protagonista. Si a estas alturas no ha deducido que se trata de una persona insegura e inmadura, no sé qué más debo hacer para dárselo a entender. Aquí debo pedir ayuda al resto de lectores del blog y en especial a Maritornes, si lee esta entrada. Siempre he creído que escribir en primera persona implica escribir desde el punto de vista del narrador, con sus manías y forma de expresarse, como quien escribe un diálogo en una novela y debe tratar de lograr que cada participante en dicho diálogo tenga su propia personalidad, forma de expresarse y muletillas. Por si lo había pensado, no se trata de un relato autobiográfico.

-... y la verdad es que no estarían muy mal encaminados.

He aquí que tenemos otro conjunto de palabras cuyo sentido gramatical denota perduración de características físicas y mentales propias de la infancia en la adolescencia o en la edad adulta. Vamos, que para un tío de 33 años poner eso...

Me remito a mi respuesta anterior. Vamos por el mismo camino.

-Debo reconocer que no siempre fui así, pero las circunstancias de la vida me hicieron cambiar.
Aquí, si hubieras puesto alguna circunstancia habría quedado "cojonudo", habrías satisfecho una de las ansias del lector, que es saber y conocer el pasado del "prota".

Gracias, lo tendré en cuenta para una nueva versión, aunque debo apuntar que el siguiente párrafo que comenta hace precisamente alusión a esto mismo que usted considera ausente.

-Tal vez fuera el trabajo del que me echaron por una cagada que yo no había cometido, la novia que me dejó por un tipo al que siendo generoso sólo podría calificar de “capullo”, o unos padres que murieron por culpa de un borracho que se saltó un semáforo y quedó en libertad sólo porque el policía que le tomó los datos debía de estar más borracho que él y no dio ni una.

¡Uf! Empecemos, cómo no, por el principio:
Al iniciar una oración de forma condicional, con un "tal vez", se le añade al lector cierta carga al tener que imaginar si "es o no es" lo que usted pone. Luego añades "... la novia que me dejó por un tipo", sin acotar la condicional, es decir, ¿la novia te dejó o no?
Luego, pones capullo entre comillas. ¿Por qué? ¿Acaso un hijo de puta no lo es? (Perdón)
Habría quedado mejor si hubieras enlazado ambas.

No entiendo que hay de negativo en esa "carga", cuando ni el propio protagonista sabe en realidad cuál fue el detonante de su cambio. De hecho, es otro de los aspectos del relato escritos expresamente para dar a entender la inmadurez del protagonista y su gran inseguridad. Por otra parte, tal vez me equivoque, pero la coma entre las dos primeras frases debería acotarlas de forma más que correcta.

-Hace unos años, me reía cuando, leyendo en Internet una página acerca de los “frikis"...
Aquí, el gerundio presenta un significado de desgana hacia la construcción de lo expresado. Se podría haber dispuesto las palabras de otra manera mucho más elegantes, de un modo más refinado.

Mea culpa, se me escapó el gerundio.

-... entonces que unos años más tarde, me encontraría frente a un ordenador...
No sé qué pretende con esa coma.

Tampoco yo, la verdad. Seguramente estaba pensando en otra frase que sí hubiera requerido coma y la cambié en el último momento. Lo tendré en cuenta.

-... para la que siempre me había considerado bastante negado.
Idem que al principio.

Idem mi respuesta.

En fin, seguiré otro día, me reclaman.
Adquiramos el conocimiento, que no pasa nada.
(Por cierto, en la editorial donde trabajo hay una gran cartera de autores extranjeros, ¿sabe por qué? Porque en España especulamos, buscamos el provecho, el beneficio en lo mercantil, probamos suerte. ¿Sabe cuantas copias y copias de copias nos llegó del Código y de Harry P.? De la primera, exactamente,206, y de la segunda, 80.


Sobre esto último, no puedo dejar de comentar un detalle: está usted asumiendo que busco escribir un Harry Potter o un Código da Vinci, y no puedo hacer menos que sacarle de su error. Además, dudo que yo le haya dado a entender nada que le permita afirmar semejante cosa tan tajantemente. Hasta el momento, he escrito un total de siete novelas, de las que en estos momentos estoy moviendo un par mientras repaso las demás, y en ningún caso he escrito temas parecidos a los que menciona. De hecho, ninguna de las dos novelas de las que habla me gustó. Si algún día llega a leer uno de mis manuscritos, bien porque se publica o bien porque llega a sus manos como editor, espero que quede convencido de lo que le digo. Es más, nunca he escrito ningún relato o novela de tema fantástico o histórico - conspiratorio.

Esto que viene ahora lo he escrito después de haber publicado la entrada anterior por primera vez. Como veo que ahora vamos de buen rollo, espero me permita criticar la redacción del comentario que ha dejado antes del que ha motivado esta entrada. Antes no había reparado en él, y no he podido dejar de extrañarme cuando he visto que usted, defensor de la buena literatura, me ha escrito la siguiente frase: "Tenemos a gente trabajando, que lee, subraya, masculla abominaciones... y cobra a fin de mes. ¿Y sabes para qué? Para que de cada 100 originales que nos llegan, tirar a la basura (entiéndase al contenedor azul)(porque no son reclamados) como poco 98 o 99". Lo siento, pero no puedo dejar de horrorizarme al ver dos frases entre paréntesis seguidas. ¿A usted mismo no le cuesta leer esa frase? No lo tome como una pataleta, sólo como una manera de ver que todos somos humanos. Y no se preocupe, no me causó dolor en el espíritu, hace falta mucho más que eso. Yo lo único que realmente odié de su primer comentario, y que comenté hasta la saciedad, fue su empleo de la palabra "basura", totalmente fuera de lugar.

A este paso, esto va a convertirse en una costumbre

Parece que esto de comentar los comentarios (valga la redundancia) ,que algunos "personajillos" dejan en mi blog, va a empezar a convertirse en mi pan de cada día, pero estos "anónimos" que se escudan en dicho anonimato para descalificar a los demás, me enervan.

En parte supongo que es culpa mía por haber pedido ayer comentarios sobre el texto que colgué, pero hay cosas por las que no paso.

Quienes hayáis leído el texto y los comentarios, habréis visto ya la "joya" que otro "anónimo" (supongo que el mismo que hace tiempo dijo que me faltaba técnica y vocabulario) ha dejado. No me importan las críticas, siempre que sirvan para algo, pero cuando una "crítica constructiva" (así la denomina el interfecto) concluye con un "no escriba basura", la credibilidad de dicha crítica se va a esa misma basura que critica.

Señor anónimo (o tal vez debería llamarle "troll", como se denomina en Internet a esos tipejos que entran en foros y blogs de los demás a insultar e iniciar polémicas para aumentar su disminuido ego, o paliar sus carencias en lo que se refiere al tamaño de su miembro "viril"), le voy a responder punto pr punto, y me va a permitir que lo haga con la misma vehemencia que usted exhibe:

1) Yo mismo reconozco, y nunca negaré, que el texto que colgué ayer no es ni de lejos el mejor que he escrito. Le recuerdo que yo mismo dije que lo había escrito en dos horas escasas, sólo porque me apetecía escribir algo. Por otra parte, en ningún momento dije que fuera un texto que vaya a enviar a una editorial o agencia literaria. Si no ha entendido usted ya que mis mejores textos los guardo precisamente para eso y no se han publicado en este blog, no creo que haya nada más que yo pueda explicarle a ese respecto.

2) Parece usted dar por supuesto que no leo, cosa que yo nunca he afirmado. ¿Quién le ha dado la libertad de afirmar tan categóricamente semejante falacia? Por otro lado, menciona usted a los que considera los grandes escritores de este país. Aparte de que pueda estar o no de acuerdo con su selección, discusión que daría prácticamente para un blog entero, a menos que sea usted uno de los cinco autores que menciona, tiene usted tanto derecho a decir que mi forma de escribir o mi estilo es basura, como yo a decir que su opinión es igualmente basura. Valga esto último para dar énfasis a mi afirmación de que usted mismo ha dilapidado la credibilidad de su propio comentario.

3) Por último, y a riesgo de parecer repetitivo o pesado, si tiene intención de hacer "críticas constructivas", opine sobre los adjetivos utilizados, el ritmo de la narración o si le gustan los nombres de los personajes, pero no se limite a calificar los textos de los demás como "basura". Tal vez me trate usted de pretencioso por lo que voy a decir, pero estoy seguro de que si nos pusieran a usted y a mí sendas hojas en blanco delante, yo tendría más posibilidades que usted de convertir la mía en una buena historia. No me importaría que demostrara que me equivoco en esto último, pero lo dudo mucho.

P.D.: Si, como usted afirma, sólo escribo basura, ¿puede explicarme por qué hoy he batido el record de visitas a mi blog? ¿Puede explicar también por qué tengo una serie de personas que me visitan habitualmente y esperan encontrar textos nuevos? ¿Puede usted escribir una opinión como la que ahora lee usando sólo el sarcasmo, como yo he hecho, y no el insulto barato? He dicho.

martes, septiembre 11, 2007

Hoy me sentía creativo

Así es, me he sentido creativo, así que me he puesto a escribir y en un par de horitas (con un descansito para beber una Coca cola, que hace calor) me ha salido este texto. Es una vieja idea que escribí hace unos años y que nunca me convenció, así que he decidido retomarla y ahora me gusta cómo ha quedado. Espero que a vosotros también os guste, y a ver si comentáis/criticáis más los textos, que a veces me quedo con la sensación de que nadie los lee.



Hades


Jorge Urreta


He tomado por fin la gran decisión. Tranquilidad, no pienso suicidarme, sólo provocar un poco de caos en el mundo.


Quien no me conozca mucho pensará al verme que soy uno de esos “frikis”, obsesionados por las nuevas tecnologías, y la verdad es que no estarían muy mal encaminados. Debo reconocer que no siempre fui así, pero las circunstancias de la vida me hicieron cambiar. Tal vez fuera el trabajo del que me echaron por una cagada que yo no había cometido, la novia que me dejó por un tipo al que siendo generoso sólo podría calificar de “capullo”, o unos padres que murieron por culpa de un borracho que se saltó un semáforo y quedó en libertad sólo porque el policía que le tomó los datos debía de estar más borracho que él y no dio ni una. El caso es que hace ya tiempo que me cansé de todo esto y si este mundo no es para mí, no va a ser para nadie.


Hace unos años, me reía cuando, leyendo en Internet una página acerca de los “frikis”, vi que en su “manifiesto” afirmaban que una de las principales condiciones para ser considerado “friki” es tener el deseo de dominar el mundo. Resultaba bastante divertido, pero poco podía yo imaginar entonces que unos años más tarde, me encontraría frente a un ordenador, convertido en un “friki” más y dispuesto no sólo a dominar el mundo, sino tal vez incluso a mandarlo a hacer puñetas.


Me explicaré: el tema de los “frikis” me llevó a interesarme por la informática, para la que siempre me había considerado bastante negado. Como estaba sin trabajo y pocas eran las perspectivas de conseguir uno nuevo, me dediqué de lleno al estudio de las nuevas tecnologías. En poco tiempo, conseguí superar el miedo inicial al teclado y el ratón y, según palabras de uno de los profesores de la academia en la que me apunté, pasé de negado a “gurú de la programación”. Mis nuevas habilidades me permitieron encontrar un trabajo nuevo con gran rapidez, pero no tardé en aburrirme. Intenté mezclarme con los “frikis”, pero nunca llegaron a aceptarme. Aunque la mayoría de ellos me veían como un superior en cuanto a conocimientos, para ellos jamás dejé de ser un extraño. Me veían como un tipo caprichoso al que de repente le había dado por aprender informática, como también podría haber decidido aprender mecánica o macramé. El trabajo me duró menos que el anterior, concretamente el tiempo que dejé de ser interesante para el resto de compañeros (ya no impresionaba ni a los becarios) más el que tardé en cansarme de no poder desarrollar mis nuevos conocimientos. Mi nuevo gran trabajo consistía en hacer aburridas “aplicaciones de gestión” para aburridos clientes, y en semejante coyuntura no me sentía realizado.


Después de despedirme y salir de la oficina sin mirar atrás, decidí que iba a sentirme realizado como fuera e iba a dejar mi huella en el mundo. Con la ayuda de Google, unos cuantos libros de programación y mi imaginación, en poco tiempo decidí qué iba a hacer: el virus más destructivo de la historia. Tanto tiempo entre ordenadores me había llevado a descubrir lo mucho que dependemos de la informática en el día a día, en un tiempo en el que hasta los frigoríficos se conectan a Internet y hacen la compra por ti. Pasé cerca de un año estudiando a diario cómo acometer la tarea, hasta dar con un pequeño programa capaz de infectar prácticamente cualquier sistema que incorporase un chip susceptible de ser programado. En el caso de los ordenadores, debería ser capaz de quemar los discos duros y en el caso de todos los demás aparatos que no contaran con dicho componente, deberían calentarse hasta quemarse a sí mismos y, con suerte, lo que hubiera alrededor. Además de eso, debería ser el virus de más fácil propagación de la historia, para que hubiera infectado suficientes ordenadores antes de que alguien llegara a detectarlo. Y aunque lo detectaran, debería ser también suficientemente complejo para que ni los más expertos (todos peores que yo, seguro) fueran capaces de descubrir su funcionamiento.


Por fin tengo delante el fruto de mi esfuerzo. He decidido llamarlo “Osito de peluche” para que nadie pueda sospechar de su verdadera naturaleza, aunque escondido muy en el fondo del código he incluido su verdadero nombre, Hades, como homenaje al dios de los muertos de la antigüedad. De momento, he hecho pruebas en mi cuarto, con un grupo de diez ordenadores de segunda mano que compre en eBay, por lo que no lloré cuando se frieron sin remedio. Tuve el mayor cuidado posible (aunque parezca absurdo) para que no saliera de mi pequeño entorno controlado, y dejé que el mundo viviera unos pocos días más. En cuanto propague el virus y éste se encargue de reducir a polvo todo sistema informático, quiero hacerlo siendo consciente de todo y de la destrucción que voy a provocar. Ahora mismo, estoy a punto de hacerlo. Sólo tengo que introducir la clave, formada por seis números que sólo yo conozco, pinchar en el icono del programa del virus y, en menos de un día, el mundo estará sumido en el caos. En un principio, pensé en dejar dos o tres ordenadores intactos, todos míos, y en el futuro venderlos como piezas de museo a algún “friki” con mono de máquina y dispuesto a pagar millones por ellos, pero también pensé que sería mejor dejarlo estar, para no despertar sospechas y porque tal vez sería aburrido ser el único informático del mundo con un ordenador con el que trabajar. Lo más divertido será ver y sentir el caos, aunque afecte también a mis pobres ordenadores. Tengo unas tremendas ganas de ver la cara del tipo de las noticias cuando tenga que darlas sin ordenadores, sin “teleprompter” y con una cara de sorpresa que le llegue al suelo.


Ha llegado el momento, empecemos la cuenta atrás:


Diez...


Nueve...


Ocho...


Siete...


Seis...


Cinco...


Cuatro...


Tres...


Dos...


Uno...


Mierda.


Mi mundo y mi caos se han vuelto de color azul, como mi pantalla. Windows ha efectuado una operación no válida y se va a apagar. Tengo el virus más destructivo del mundo y Windows efectúa una operación no válida.


Estoy demasiado cansado, me voy a la cama. Ya destruiré el mundo mañana.

martes, agosto 28, 2007

Peligros del mundo editorial: Las editoriales aprovechadas

De todos es sabido lo difícil que puede resultar para un escritor novato publicar su primera obra literaria, pero aún más difícil resulta ignorar los "cantos de sirena" de ciertos personajes que tratan de aprovecharse de aquellos que quieren publicar pero no conocen todos los entresijos del mundo editorial.

De la misma manera que ocurre con los agentes literarios aprovechados, de los que ya hablé en una anterior entrada de este blog, últimamente se han puesto de moda las editoriales que llevan a cabo prácticas muy similares. Acceden a páginas en las que nos solemos juntar muchos aspirantes a escritor o escritores aficionados, donde recopilan todas las direcciones de email que pueden. Después, envían emails a sus dueños, ofreciendo sus servicios.

Es el caso de una editorial con la que tuve oportunidad de tratar la semana pasada, llamada "Concepto Grupo Editorial", que se ponía en contacto conmigo alegando que consideraban los escritos que tengo colgados en yoescribo.com perfectamente publicables. Esta afirmación podría ser capaz de elevar el ego y la autoestima de cualquier aficionado a la escritura, salvo por el hecho de que la mayor parte de lo que he colgado en yoescribo.com no supera las cinco páginas.

El email que recibí, en dos direcciones distintas, una la que puede encontrarse entre los comentarios de este blog y otra que figura en mi ficha de yoescribo.com, incluía la url de la web de la editorial, a la cual acudí raudo y veloz, aunque no esperaba nada más allá de lo que al final encontré: autoedición. Según la página, sus servicios se centran en la "Edición de autor" (eufemismo preciosista para referirse a la autoedición) y la "Edición corporativa", es decir, imprimir catálogos de productos y panfletos publicitarios para empresas. Inmediatamente, redacté un educado email en el que dejaba claro que no me interesaba la autoedición, pero que me interesaba saber más de ellos.

Recibí respuesta en un día. En el nuevo email, me indicaban que la autoedición no era la única opción, y que también se dedicaban (oh, sorpresa) a la coedición. En un último comentario, daban a entender que en casos muy concretos, incluso costeaban ellos la edición completa. Animado por esto último, decidí escribir un nuevo email, en el que dejaba claro que la coedición tampoco entraba en mis planes, pero que aún quería conocer sus otros medios de edición y su forma de trabajo. Una semana después, todavía espero una respuesta. Qué curioso resulta ver que cuando he rechazado tanto la autoedición como la coedición, ya no me respondan, a pesar de que, según ellos, en ocasiones costean toda la edición. Si los textos míos que han leído son tan buenos como dicen, ¿no lo son también para que ellos costeen la edición? Tal vez porque nunca tuvieron intención de hacer semejante cosa, y esperaban que alguien sin experiencia literaria (léase experiencia como "libros publicados") no conociera el mundo literario y considerase que eso de pagar por publicar debe de ser lo normal.

Yo no tengo nada en contra de las decenas de autores que, conscientemente y sabiendo que hay otras opciones, deciden autoeditarse o coeditar y buscarse la vida vendiendo los libros como buenamente pueden. Lo que no soporto es a esa manada de buitres que rondan a los escritores primerizos, haciéndoles creer que van a ser la nueva sensación de la temporada y que pagar por publicar es lo más normal y lo que todo el mundo hace. Si es tan normal, ¿por qué en lugar de ir a por Jorge Urreta, vuestro humilde servidor, o cualquier otro autor sin nada publicado, no van donde Arturo Pérez-Reverte o Antonio Gala y les venden lo mismo? Seguro que las novelas de tan insignes autores son más vendibles que las mías. ¿Por qué? Porque cualquiera de esos dos autores u otros, aun los no publicados, que sepa de qué va el tema, les mandaría, con cajas destempladas, a tomar por donde amargan los pepinos.

Sé que habrá quien vea algo de paranoia en estas palabras o incluso algo de manía persecutoria, pero en el poco tiempo que llevo en esto de buscar editorial (llevo más escribiendo, pero sólo un año y medio buscando activamente) he visto tantos "lobos con piel de cordero", que se hace difícil confiar.

Por último, aunque no tiene que ver directamente con el tema de esta entrada, voy a hacer algo que los que seáis asiduos lectores de este blog, sabréis ya que no suelo hacer: comentar un comentario que he recibido.

Hace un mes y pico, publiqué un nuevo relato en el blog, "¿Quién dijo que era difícil ganar la lotería?", el cual me ha ganado un comentario de una persona, de nick "Derian", que me acusa, según sus propias palabras, de estar "obsesionado por el palabra mercantilizada y la hoja impresa". Pues bien, ya que se me acusa, me defenderé: señor Derian, siento que piense eso, pero siento también que no haya leído ni la décima parte de este blog (seguramente sólo leyó usted el relato). Si hubiera leído algo más del blog, sabría que desde que empecé a escribir, hace ya cinco años (sí cinco años), he finalizado SIETE novelas, las cuales nunca dejé de escribir, a pesar de que no sabía si las iba a publicar y durante mucho tiempo, ni siquiera me atreví a enseñarlas. He escrito cosas que han sido leídas por gente profesional, y rechazadas porque la temática no era de las que actualmente están de moda, a pesar de que mi estilo de escritura ha sido valorado positivamente en esos casos. ¿Es eso estar obsesionado por la palabra mercantilizada? Si fuera así, ¿no cree que estaría escribiendo novelas fantásticas, históricas o policíacas, los géneros de moda? Una cosa le voy a decir, amigo Derian: que usted escriba poesía (he estado en su blog), ese género algunas veces idealizado hasta límites absurdos, y yo no, no me convierte en peor escritor que usted, por mucho asco (palabra que estaba totalmente fuera de lugar en su comentario) que pueda darle.

Pido perdón a todos los poetas si se han sentido ofendido por mi último comentario, pero también he conocido personas sin el más mínimo talento para la escritura que se creían mejores que yo porque escribían "poesía". A todos los demás, no dejéis de escribir. Y a los que no escribís poesía, seguid escribiendo lo que escribáis, aunque sólo sean las etiquetas del champú. Mientras lo hagáis con convicción y buscando tanto la calidad como ayudar a los demás, aunque sólo sea a pasar un rato agradable, tendréis siempre mi respeto.

domingo, agosto 05, 2007

Peligros del mundo editorial: Los aprovechados

Muchos de los que leéis habitualmente este blog, habéis oído hablar o habéis sufrido a gente como la editorial Entrelineas, sobre la que se ha hablado largo y tendido en la red. De hecho, yo mismo publiqué una entrada en la que narré mi propia experiencia con dicha editorial.

Pues bien, hace poco conocí otro elemento negativo y parasitario del mundo editorial: los falsos “agentes literarios”. Quienes hayáis seguido este blog a lo largo de los últimos meses, sabéis que ando a la caza y captura de un agente literario para mis obras. Durante ese proceso, me topé con un agente, del que ya os hablé en la correspondiente entrada, que decía haber visto mis obras en yoescribo.com y se mostraba muy interesado en saber qué estaba haciendo y cuáles eran mis proyectos futuros. Le envié unas cosillas y él pasó de mí. Hasta ahí, todo más o menos normal, si no fuera por lo que he ido descubriendo en los últimos tiempos sobre dicha persona, a raíz de que se pusiera en contacto con una persona que conozco gracias a un foro literario. La historia que contaba en el foro me resultó curiosamente familiar, así que le envié un mensaje privado preguntando por ese agente del que hablaba y descubrí que era la misma persona de la que yo hablaba.

No voy a citar su nombre completo, ya que me consta que hay gente que ha publicado por medio de esa persona, y nada más lejos de mi intención que perjudicar a ningún escritor, que, como yo, tuvo que pasar algún día por el duro trabajo de buscar alguien que quisiera publicarle. Como si de una página de sucesos del periódico se tratara, lo que sí voy a mencionar son sus iniciales: J. M. R. A. Supongo que a quienes hayáis recibido la llamada de este “agente” os sonarán las iniciales, pero para aquellos que estáis en duda, aquí van unas pistas sobre él:

  1. Suele contactar con gente que publica en yoescribo.com

  2. Se presenta como agente literario, aunque, al menos en mi caso, escribe los emails desde una dirección de Hotmail que según la Agencia Española del ISBN está registrada a nombre de una editorial

  3. Si llegáis a tratar el tema de sus honorarios, dice que cobra el 30% de los beneficios del autor, lo cual es excesivo, concretamente el doble de lo que cobran todas las agencias literarias serias de este país.

  4. Es posible que os dé como referencia los datos de dos autores que “representa”. Lo de representa lo pongo entre comillas porque curiosamente, esos dos autores vieron publicadas sus respectivas primeras novelas en la mencionada editorial a la que pertenece la dirección de Hotmail

Lo que me hace sospechar, aparte del detalle de la editorial, en la que el propio agente tiene publicadas varias de sus obras, todas de no ficción, es el hecho del 30% que cobra. La mayoría de editoriales de coedición o autoedición que pululan por este país, suelen anunciar beneficios del 70% por ejemplar vendido para el autor, lo que encaja de manera muy sospechosa con el 30% que este “agente” cobra.

Y para terminar, un par de detallitos más para la correcta identificación de este personaje:

  1. Su editorial se encuentra en un pequeño pueblo de Vizcaya. Alguna vez he pensado incluso en pasar por allí, ya que podría llegar en poco más de media hora, pero no creo que lo haga.

  2. Para los que ya le hayáis identificado: si buscáis su nombre completo en Google, entre los resultados aparece un artículo en el que se habla de la presentación del primer libro de uno de los dos autores que presenta como referencia. En dicho artículo, se refieren a él como “editor” y no como “agente”.

Pues nada, lo dicho, id con cuidado y con mil ojos, que hay muchos lobos con piel de cordero esperando agazapados.

lunes, julio 16, 2007

Un nuevo relato

¿Sabéis que hice el jueves, justo el día después de recibir el mensaje de rechazo de la agencia Sandra Bruna? Escribir un relato corto, el primero que escribo en algo más de un año. Tranquilos, no es que hubiera dejado de escribir, sino que sigo enfrascado en mi última novela, un "tocho" que va ya camino de los 400 folios, y eso con espaciado simple. Miedo me da el día que quiera enviársela a alguien y la tenga que imprimir. Espero que para entonces haya ya más gente a la que no le importe recibir manuscritos por correo electrónico. Por otra parte, ya estoy enfrascado también en buscar otro agente literario, y he enviado un pequeño resumen a varias agencias. De momento, me han contestado de un par de esas que cobran por un "informe de lectura". Sobre una de ellas, la agencia IMC, le he hecho una consulta a Prometeo, responsable del blog "Miserias Literarias", por si la conoce. Sé que es una de las agencias que se juntaron hace unos meses en un gremio de agentes literarios o algo así, pero tampoco tengo referencias suyas. Para un manuscrito de la longitud del mío, piden 80 euros, que tampoco parece exagerado. Si el informe en cuestión es útil y sincero (no como esos de las editoriales de coedición, que siempre te ponen por las nubes) tal vez merezca la pena. Bueno, después de este rollo, voy a incluir el relato. Para todos aquellos que, como yo, hayáis crecido viendo teleseries como "Historias de la cripta", "Más allá del límite" y similares, el estilo es posible que os suene. Es una idea que me vino a la mente el miércoles a la noche, estando en la cama (hay que ver cómo me fastidia que se me ocurra una idea cuando intento dormir). Al día siguiente, me puse después de comer y en poco más de una hora ya lo había escrito. El viernes lo corregí y hoy llega aquí y a yoescribo.com, donde estará subido en unas semanas. Vamos ya con el relato:

¿QUIÉN DIJO QUE ERA DIFÍCIL GANAR LA LOTERÍA?

Durante toda mi vida, mi mayor ilusión ha sido siempre ganar la lotería. Pues bien, lo he logrado.


En estos momentos, tengo ante mí una serie completa del número de lotería que salió premiado ayer a las diez de la noche, en el sorteo que batió todos los records establecidos. Por primera vez en su historia, la Organización Nacional de Loterías y Apuestas del Estado de España entregará un premio de cien millones de euros, que se dice pronto. Aunque yo ya lo sabía.


¿Y cómo podía saberlo? Porque yo ya lo vi hace una semana.


No, no tengo una bola de cristal, ni sé interpretar las cartas del tarot, los posos del café o los pelos de la calva de mi jefe, pero hace años que adquirí la capacidad de viajar en el tiempo.


Así las cosas, descansaba yo en mi casa hace una semana. Estaba viendo el sorteo de lotería en el que se daría el impresionante premio que he mencionado. Mi décimo, que jamás obtendría un premio, ni el más pequeño, estaba en mi mano. Minutos de tensión; bombos y bolas girando; bolas cayendo; desilusión. En pocos minutos, tenía en mi mano un trozo de papel inservible, con el que sólo podía hacer una cosa que, por educación, no voy a mencionar. Hice una pelota con él y practiqué mi tiro de tres puntos, tras lo que maldije mi suerte por enésima vez y volví a mi vida de siempre. Dos días después, mandé todo al carajo y tomé una decisión: iba a anotar el número del boleto premiado y me iba a hacer con él, costara lo que costara. No en vano, yo era el viajero en el tiempo. Sólo supe casualmente que el ganador del premio había sido un visitador médico de algún sitio que no recordaba, pero ese era un detalle irrelevante y que no influía, ni positiva ni negativamente, en mi “habilidad”.


Si has leído mi relato hasta este punto, supongo que ya te estarás preguntando por qué no tenía ya el boleto premiado en el momento del sorteo y qué hacía con uno cualquiera, sin al menos haber comprobado si me iba a llevar algún premio. Tal vez una pequeña incursión en el pasado, sólo para mirar, ¿no?


Nada más lejos de la realidad. No existen las pequeñas incursiones en el pasado, y pude comprobar eso cuando era pequeño y, casi de casualidad, descubrí que podía viajar en el tiempo. Tendría yo unos diez años, cuando vi que era capaz de hacer lo que otros sólo podían soñar, pero el sueño no tardó en tornarse pesadilla, en cuanto descubrí que algo así siempre tiene consecuencias. Como dijo una vez un sabio: "Todo gran poder conlleva una gran responsabilidad". Pronto constaté que cualquier tontería, incluso pisar la brizna de hierba equivocada, podía desencadenar una serie de acontecimientos que llevaran a cambiar el futuro de forma radical. No es que cambiara el futuro hasta el punto de matar a mi propio padre o cosas por el estilo, pero sí lo suficiente como para asustar a un ya de por sí asustadizo niño de diez años. ¿Por qué Dios o quien sea no dará estos poderes a los tipos valientes y seguros de sí mismos?


El caso es que juré inmediatamente que no iba a volver a usar jamás ese poder, por muy tentado que estuviera. Logré mantener mi juramento durante más de quince años, pero hay cosas contra las que nadie, ni siquiera alguien capaz de viajar en el tiempo, puede luchar. En mi caso, tenía que luchar contra perder mi trabajo.


Dos días después del sorteo de lotería, con la decepción aún presente, fui llamado al despacho de mi jefe, quien tras deshacerse en elogios hacia mi persona, me comunicó que iban a rescindir mi contrato por "recortes en la plantilla". Me entregó una carta de despido y una jugosa indemnización, con lo que, en menos de una hora, estaba de vuelta en casa, sin trabajo y sin perspectivas de futuro. En momentos como ese, uno desea haber nacido en un país con auténtica movilidad laboral, y no en uno en el que cambiar de trabajo es más difícil que ganar la lotería. Fue precisamente este último pensamiento, unido al hecho de que tenía que seguir pagando la hipoteca y un coche que sabía que no podía permitirme desde que lo compré, lo que me llevó a mandar a la mierda los juramentos de la infancia. Sin pensarlo dos veces, busqué en Internet el número del boleto que ganó el sorteo e hice mi magia.


Viajé a dos semanas antes del sorteo, para tener tiempo de localizar el boleto ganador. No bastaba con saber el número del boleto, sino que además había que saber la serie ganadora, la cual, sólo se vendería en una determinada administración de lotería del país. Por eso, necesitaba averiguar dónde tenían la mencionada serie y viajar allí. Como me sabía ya ganador del descomunal premio, no temblé a la hora de despedirme del trabajo. Incluso aproveché para decir unas cuantas "lindezas" a mi jefe, que se quedó petrificado en el sitio. Como si fuera el protagonista de "Minority report", le estaba castigando por sus crímenes futuros, y lo estaba disfrutando como nunca. Aún recuerdo la cara de estupor que se le quedó cuando le hice aquel corte de mangas mientras me iba de su despacho.


Cortados los lazos del trabajo, me centré en la búsqueda, que fue bastante más sencilla de lo que esperaba. Gracias a una famosa web de compra de lotería online, pude saber que la serie premiada del número que buscaba, se vendía en una administración de la pequeña localidad de Calpe, en Valencia. Estando yo en Bilbao, me quedaba un poco lejos, pero no me importaba. Por cosas como esa había decidido viajar a dos semanas antes del sorteo. Consciente de que el dinero ya no iba a ser un problema, reservé un billete en el primer avión que aterrizaba en el aeropuerto más cercano, para la primera hora del día siguiente. Después, me di el homenaje del siglo en la marisquería de la esquina. Tardarán tiempo en reponer todo el marisco que comí esa noche.


Comprar la lotería fue rápido y sencillo. Era una serie completa, diez décimos por serie, a razón de veinte euros por décimo. Sólo doscientos euros para ganar cien millones. Ni el depósito más rentable del mejor banco del mundo me daría ese rendimiento, ni viviendo eternamente. Con mi billete en la mano, regresé a casa, contento y satisfecho. Pensé por unos instantes en viajar otra vez en el tiempo, ahora hacia el futuro, para llegar justo al día del sorteo, pero decidí dejar que el tiempo pasara sin más. Tenía dos semanas para disfrutar de unas cortas pero merecidas vacaciones. Después, tendría que ocuparme de cobrar el premio y desaparecer, antes de que se supiera de mí y toda la prensa quisiera entrevistarme. Durante dos semanas, viví a cuerpo de rey, gastando como si no hubiera un mañana. A decir verdad sólo tenía que viajar un día hacia el futuro para saber si habría o no un mañana, pero sinceramente, me daba igual.


Pero... siempre hay un pero, ¿verdad? A pocos días para el sorteo, decidí que había olvidado decirle unas cuantas cosas a mi ex jefe y quise volver al pasado para decírselas todas. Podría haber caminado hacia su oficina y habérselo dicho todo, pero era consciente de que alguien, el guardia de seguridad con su porra y esposas, o su secretaria, impedirían que llegara tan lejos. Por eso, y aunque me viera obligado a volver a viajar a Calpe a por lotería, decidí volver hacia atrás, a cuando aún trabajaba.


No pude. Por primera vez en mi vida, mi poder falló. No sé qué pudo ocurrir. Tal vez se me agotara la batería (o lo que sea que me hacía viajar en el tiempo) o tal vez el viaje en el tiempo tenía caducidad. No sé cuál pudo ser la causa, sólo sé que ya no pude viajar en el tiempo a partir de ese momento. Lo intenté todo, desde relajarme con tila, marihuana y alcohol, hasta meditar cual monje budista, pero nada funcionó. Me odié por ello y odié mi perdido poder, aunque tardé poco en calmarme, cuando recordé que tenía, guardados en el cajón de la ropa interior, unos potenciales cien millones de euros.


Y aquí estoy, con mis décimos de lotería en la mano, junto a la taza del váter, decidiendo qué hacer con ellos. ¿Por qué tengo que decidirlo? ¿Por qué no voy directamente a cobrarlos? Porque mi vida es una mierda y soy el mayor hijo de puta sobre la faz de la tierra.


Pisé la brizna de hierba equivocada. El ganador original de los cien millones de euros fue un hombre de Calpe, llamado Juan Coslada, que no fue lo suficientemente hábil para ocultarse. Pero eso no viene al caso, así que seguiré con mi historia. Juan Coslada es visitador médico. Si en el sorteo de ayer, él hubiera ganado los cien millones, como ya había ocurrido una vez, hubiera dejado su trabajo (probablemente mandando a la mierda a su jefe, como alguien que conozco). Pero no lo ha hecho, porque no ha ganado el premio. Y esta mañana, cuando se dirigía a visitar una serie de farmacias en toda Vizcaya, su coche ha perdido el control, debido a una enorme placa de hielo en la autopista, y ha chocado de frente con un autobús que se dirigía hacia la costa, llevando de vacaciones invernales a un grupo de jubilados de toda Vizcaya. De por sí, este hecho es ya un error, un gran error sólo achacable a mi "irresponsabilidad temporal", pero hubiera podido vivir con él, si no fuera porque mis padres eran dos de esos jubilados. Sí, indirectamente, he matado a mis padres.


Nadie podría entender por qué en estos momentos me siento una mierda, y nadie me creerá cuando diga que yo maté a mis padres porque viajé en el tiempo. Ni siquiera conservo ese poder para convencer a nadie de que puedo hacerlo. Tal vez debería repartir este dinero entre mi familia o donarlo a asociaciones de jubilados de todo el mundo, pero ni eso me haría sentir mejor. Llevo casi dos horas de pie, con los décimos en alto, decidiendo si los suelto, tiro de la cadena y dejo que el agua se lleve mi culpa.


Han pasado otras dos horas. Después de tanto pensar, este texto, que pretendía ser una confesión y una manera de redimirme, se va a convertir en una nota de suicidio. Sé que no podría vivir con esta culpa, ni con cien millones ni con cien mil, así que he decidido irme, y no sólo a otro país. Desperdiciar cien millones y dejar que se los quedara el Estado sería una estupidez, así que he enviado los décimos, uno por uno, a diferentes personas y asociaciones que sé que los merecen. Espero que cada una disfrute de sus diez millones. Me voy sabiendo que algo bueno va a salir de mi gran error. Con el poco dinero que me queda (demasiadas langostas han hecho mella en mi economía), he comprado una pistola y unas balas en un barrio marginal. El tipo que me la ha vendido ha sido muy amable al mostrarme cómo usarla. Por desgracia, no ha intentado robarme o matarme con la pistola que me estaba vendiendo, casi lo hubiera agradecido. Se acabó, ha llegado el momento de decir adiós a este mundo y hola a uno nuevo, donde podré pedir perdón a mis padres en persona. Espero que sea verdad que el infierno no existe o no podré verles. Además, uno no puede suicidarse de nuevo una vez muerto.


Adiós a todos. Si alguien publica mi triste historia alguna vez, espero que no olvide pagar derechos de autor a mis parientes vivos

FIN

miércoles, julio 11, 2007

No pudo ser

Se ha intentado, y esta vez he llegado más lejos que nunca, pero no ha podido ser. Esta mañana he recibido el puntual email de la agencia literaria, justo un mes después de la última comunicación, tal y como habían prometido. En él me comunican que después de hacer la valoración final de mi manuscrito, han decidido no representarme. Me ha bastado la primera palabra ("Lamentamos") para darme cuenta.

No es algo nuevo para mí y ya he recibido en el pasado cartas o mensajes rechazando un manuscrito mío, pero esta vez el golpe ha sido más duro. No creo que sea suficiente para derribarme o conseguir que deje de escribir, pero sí para dejarme un tanto bajo de moral (tal y como estoy mientras escribo estas líneas) y con pocas ganas de escribir hoy, como hice ayer por la noche y muchas otras noches en el pasado. Hasta ahora, me jactaba de estar ya acostumbrado a las largas esperas, pero esta vez debo reconocer que me había ilusionado, tal vez demasiado. El comienzo fue positivo, cuando la agencia me pidió el manuscrito después de leer la sinopsis que les había enviado, y fue a mejor cuando dos meses después, recibí un email en el que me comunicaban que habían recibido una respuesta positiva de parte de su lector, pero que debía esperar un mes más hasta tener la respuesta definitiva.

La respuesta ha sido negativa y en parte desalentadora, pero debo quitarme el sombrero ante una agencia que ha cumplido con los plazos prometidos y me ha tratado con un respeto admirable. Ahora creo ya que no tiene sentido seguir ocultando el nombre de la agencia, que además se merece toda publicidad positiva: es la agencia Sandra Bruna —sé que algunos ya lo habiáis deducido—, cuya profesionalidad admiro. Es más, creo que en cuanto me recupere de este golpe —tal vez dentro de un par de horas— les voy a enviar otra propuesta. Aunque no me hayan querido representar con esta novela, no es lo único que he escrito, ni será lo último. Si he llegado hasta el punto en que debían decidir si representarme o no y pasé la criba del comité de lectura, algo debieron de ver en mi estilo o mi forma dr escribir, y, como ya he dicho otras veces, he escrito ya unas cuantas cosas más.

Gracias a todos los que me habéis dado muestras de ánimo estos meses. Quiero creer que estos tres meses transcurridos desde que envié la propuesta inicial han servido para algo. Algunos no tenemos mecenas ni contactos que nos abran puertas, así que quiero pensar que por lo menos habré dejado algún tipo de huella en la agencia, al menos para que cuando les mande otras cosas no les suene a deconocido.

De momento, voy a seguir escribiendo, no sé si esta misma tarde/noche o mañana, pero pienso seguir. Otro plan que tengo, aunque todavía queda un poco lejos, es presentarme de nuevo a un premio literario de yoescribo.com, en este caso el de relato. Tengo un relato cuyas características lo hacen válido para el premio y que lleva casi dos años ocupando un puesto entre las 10 obras más leídas de la categoría de novela negra. La historia se llama "¿Quién dijo miedo?", y creo que puede salir adelante. El plazo de entrega no se inicia hasta el 1 de septiembre, así que todavía tengo que esperar un mes y medio para poder apuntarme. El sistema es como el de novela, iniciándose las votaciones en este caso el 1 de diciembre y terminando el 31 de del mismo mes. Si lo bajáis, que espero que lo hagáis, y os gusta, no olvidéis votarme en diciembre.

Eso es todo por hoy. Siento el rollo tan largo que me ha salido, espero que no os haya aburrido.

Hasta mi próximo intento.

P.D.: ¿Dónde tiene Blogger los smilies de carita triste cuando los necesitas? :( Bueno, lo hubiera preferido gráfico, pero me vale. :)

martes, junio 12, 2007

Actualización: La luz al final del túnel

Hoy he recibido un email verdaderamente alentador y que me permite ver una luz al final del túnel. Aún está lejana, pero parece que empieza a definirse.

Me ha escrito la agencia literaria de la que he estado hablando en mis últimos artículos, y que, cada día que pasa, me gusta todavía más. Si recordáis, escribí un artículo el día que les envié mi manuscrito por correo, hace exactamente dos meses, el 10 de abril. Lo curioso es que en su día, me dijeron que tardarían dos meses en darme una respuesta, a partir del momento en que recibieran el manuscrito, y el plazo no ha posido ser más exacto.

Según el email, han recibido un informe positivo de su lector, lo que pinta bastante bien. Me piden un poco más de paciencia, ya que quieren evaluar el manuscrito con más detalle. Me darán una respuesta definitiva el mes que viene.

Como podéis suponer, estaba casi a punto de proferir un grito de alegría mientras leía el email, hasta que he leído eso de que tengo que esperar un mes más. De todos modos, confío es que sea un mero trámite, de cara a detectar algún fallo que deba corregir o algún pasaje de la obra que no termine de convencerles. Me lleva a pensar eso el hecho de que, como conclusión del mensaje, me preguntan si existe ya alguna otra agencia literaria interesada en representarme. Parecen interesados, pero también cautelosos, lo que, en cierto modo, deja nuevamente a las claras su profesionalidad.

No sé si lo comenté en su día, pero esta agencia, cuyo nombre no revelaré hasta que haya firmado el contrato de representación (toco madera), representa al autor de uno de los mayores best sellers de este país en los últimos tiempos, por lo que estoy especialmente ilusionado con que hayan visto posibilidades en mi manuscrito y muestren cierto interés en representarme. Quién sabe, tal este mes sea para que hagan un primer contacto con alguna editorial amiga suya. No sé exactamente cómo funciona una agencia literaria (nunca antes había llegado tan lejos con una), y todo lo que pueda imaginar puede estar equivocado, así que prefiero apagar mi mente por un tiempo, antes de que mi a veces hiperactiva imaginación me haga volverme loco. Pero a pesar de eso, una agencia de renombre y con buena fama como la que nos ocupa, encargará sus informes de lectura a personas de solvencia ya acreditada, ¿no?

En estos momentos, estoy como flotando. Dentro de un rato o unos días pondré de nuevo los pies en la tierra y esperaré con paciencia que llegue el 12 o 13 de julio, ya que, atendiendo a la puntualidad suiza de esta agencia, será la fecha aproximada en la que me responderán con su decisión definitiva. Cruzad los dedos conmigo. Si lo consigo y ellos me consiguen un contrato de edición, será un sueño hecho realidad, y mi oportunidad para que las historias que bullen en mi cabeza lleguen a más gente.

Como siempre, os mantendré informados.

martes, abril 17, 2007

Sorpresas te da la vida

Buenas noches a todos.

Cuando uno cree que lo ha visto todo en el mundo literario y, concretamente, en el mundo de las cartas o mensajes de rechazo, alguien aparece con algo nuevo y sorprendente.

Hace un mes, tal y como ya comenté en su día, envié varias de mis obras a diversas editoriales y agencias literarias. Una de ellas fue a parar a una editorial pequeña (pero bastante activa) que se dedica principalmente a la novela fantástica y de ciencia ficción. La semana pasada (si la memoria de no me falla, el jueves) recibí un email de la editorial en cuestión, rechazando mi manuscrito, por dos razones.

Si alguna vez he sospechado que en alguna editorial han podido ignorar mis manuscritos sin realmente leerlos, esta vez estoy bastante seguro.

La novela en cuestión es de intriga y contiene ciertas pinceladas de novela fantástica. Una de las razones, la primera, que aducen para rechazarla, es que pasa del humor a la intriga sin llegar a decantarse por uno de ellos. No recuerdo haber escrito una novela humorística, aunque he de reconocer que éste es un dato subjetivo. Lo que a alguien le resulta gracioso, a otro puede no resultarle igualmente gracioso y viceversa, así que cuando lo leí me quedé con la mosca detrás de la oreja, aunque decidí darles en beneficio de la duda. Seguí leyendo, y me encontré con la segunda razón, la que me indica que no lo han leído: comentan, literalmente, que "la primera persona no es la mejor para narrar la historia". ¿Qué problema tengo con ese razonamiento? Simple y llanamente, que mi novela está narrada, desde la primera a la última letra, en tercera persona. Alguien que la haya leído no puede dejar pasar ese dato por alto, es un desliz demasiado garrafal.

Inmediatamente, envié un mensaje a la persona de la editorial que se había puesto en contacto conmigo, pidiendo educadamente explicaciones de lo sucedido. Quería (y en cierto modo, aún quiero) creer que todo ha sido un malentendido y puede explicarse. Por ejemplo, es perfectamente factible que alguien haya equivocado los informes de lectura de dos novelas distintas y me hayan enviado a mí un mensaje destinado a otra persona, pero han pasado ya cinco días y todavía nadie se ha dignado a decirme nada. La explicación no puede ser compleja, y si no les intereso y no tenían intención de leer mi manuscrito, bien podían habérmelo dicho sin rodeos y sin mensajes como el que he recibido.

Desde este espacio quiero reivindicar que considero que toda persona que haya dedicado parte de su tiempo libre a escribir una novela, merece un trato digno, aunque sea sólo para que le digan "Lo siento, en estos momentos, no nos interesa leer manuscritos". En mi caso, considero que es más sangrante, ya que para rechazar mi novela, han esgrimido argumentos que no se corresponden con lo que he escrito, cosa que creo una falta de respeto.

En el pasado, he escrito artículos como éste sin citar nombres, lo cual debo reconocer que me ha ganado alguna que otra crítica, tal vez porque alguien pudiera considerar que la falta de nombres propios indica que lo que contaba era mentira. Pues bien, no pienso revelar el nombre de la editorial, al menos de momento, y voy a exponer la razón. Dicha editorial me fue recomendada por una persona, escritor de ciencia ficción, que ya publicó hace un tiempo con ellos, con cierto éxito, además de tener previsto volver a hacerlo en breve. Considero que hacer en estos momentos mención del nombre de la editorial sólo podría perjudicar a dicha persona (además de a otros buenos escritores de este país), por lo que espero que todo el mundo comprenda o por lo menos respete mi decisión. Por otra parte, aún conservo la esperanza de recibir una respuesta aclaratoria.

No me importa si, a pesar de todo, rechazan mi manuscrito, sólo quiero que en caso de que lo hagan, sea por las razones adecuadas y porque de verdad lo han leído.

Adiós a todos.

miércoles, abril 11, 2007

¿Qué es realmente ser escritor?

Leyendo el blog de mi nueva "amiga" Maritornes (espero que no estar
tomándome demasiadas libertades con lo de "amiga") en
http://corteycorreccion.blogspot.com/, se me ha ocurrido incidir en el tema
de la coedición y, por cercanía, en la cantidad de personas que hay por
estos mundos que se consideran "escritores", sólo por saber juntar palabras
con más o menos significado.

Más de uno y más de dos se estarán rasgando las vestiduras en estos
momentos, pensando cómo puede ser que mi menda, un "escritor" que, salvo
este blog y algunos relatos online, no tiene nada tangible (osea, en papel)
publicado, pueda permitirse el lujo de criticar a otros en parecida
situación, pero es que algunos ejemplos claman al cielo.

Las editoriales de coedición y/o autoedición están siempre desbordadas de
trabajo, y en muchos casos, se debe a la gran cantidad de personas que se
consideran escritores. Yo me pregunto: ¿qué es ser escritor? ¿Llenar hojas
con palabras? ¿Saber juntar palabras en frases coherentes? ¿Contar historias
interesantes o simplemente divertidas? ¿Tener algo que contar y plasmarlo
por escrito? La respuesta a todas las preguntas, creo que es la misma: sí y
a la vez no.

Considero, en mi inmodestia, que se me ha dotado con cierta habilidad para
juntar palabras de una forma más correcta que el común de los mortales,
aunque muchos hay y muchos más surgirán en el futuro que me dan mil vueltas.
Pero no me considero escritor porque sepa escribir correctamente, que eso lo
puede aprender cualquiera, sino porque, además de que me gusta escribir,
pero, aún más importante, escribir CORRECTAMENTE, tengo una imaginación que,
desde pequeño, otros han considerado muy activa, lo que me lleva a querer
contar historias. El caso es que, si sólo hubiera querido contar historias y
no supiera escribir, me hubiera encontrado en la situación de muchos otros,
escribiendo auténticas burradas llenas de faltas de ortografía o
incongruencias bestiales, sólo por el hecho de contar historias.

Tan mal escritor (al menos de ficción) puede ser el que sabe qué quiere
contar pero no tiene ni idea de redactar correctamente, como aquel que,
siendo en algunos extremos incluso pedante, escribe con una corrección
supina, pero tiene menos imaginación o inventiva que un zapato de tacón. O
aquellos cuya única obsesión es llenar y llenar páginas, que sólo sienten
que son escritores cuando dicen orgullosos que han escrito una novela de 600
páginas, aunque luego sea más ladrillo por su contenido que por el peso de
los folios que han usado para imprimir el manuscrito.

No voy a negar que yo, personalmente, cuento las palabras que he escrito al
final del día, aunque se debe más a costumbres adquiridas en el pasado. Hace
tiempo que me planteé escribir algo cada día, incluso llegando a marcarme un
límite mínimo. A día de hoy, escribir me resulta tan fácil en comparación
con cuando empecé, que el número de palabras es meramente anecdótico. Pero en
un mundo en el que una editorial me rechazó un manuscrito porque ellos "sólo
publican textos de más de 400 páginas", no me extraña que surjan obsesiones
por el número de palabras que se escriben o porque escribir sea sólo juntar
y juntar palabras. Por cierto, yo no soy un experto en maquetación, pero
alguien debería explicarle a la persona de la editorial que me rechazó, que
400 páginas maquetadas no son lo mismo que 400 páginas en A4. Lo gracioso
del tema es que el manuscrito que envié era de algo más de 200 páginas en A4 (eso
sí, con interlineado doble), medida considerada más o menos estándar. De
hecho, si no recuerdo mal, el mínimo que habitualmente exigen en gran
cantidad de premios literarios, incluido el denostado Planeta, suele ser de
150 páginas en A4 a espaciado doble.

En conclusión, al menos en lo que a ficción se refiere, no vale todo, aunque
uno pague por ello. Todos hemos tenido alguna vez en nuestras manos un
libro, sea de un escritor reconocido o un novato, que nos ha dado dolor de
ojos y de corazón leer, por lo mal escrito y/o corregido que estaba. Libro
que, en muchos casos, sólo ha visto la luz por motivos económicos, bien que
alguien haya pagado por él (el propio autor, una fundación muy
filantrópica...) o bien que alguien considere que va a ganar mucho con él.
Tal vez sea una manía mía, que me lleva a leer al menos una vez más cada
artículo que escribo aquí o los que publico en foros en Internet, aunque sea
un foro de cocina o de informática, pero escribir es algo más que juntar
palabras. Y el que escriba habitualmente y después de terminar una
determinada frase, haya tenido esa placentera sensación de haber dado con la
metáfora perfecta que arrancará una sonrisa al lector, sabrá a qué me
refiero.

Jorge dixit (y Pixit, como decía la Ministra de cultura)

martes, abril 10, 2007

Los "otros" costes del escritor

Hoy he enviado a la agencia literaria que comenté la semana pasada el manuscrito que me pidieron, y justo cuando he salido de la oficina de Correos, me ha venido una pregunta a la mente: ¿por qué nadie se acuerda de los "otros" costes del escitor?

Cuando hablo de costes, en este caso no me refiero a nada profundo o metafísico, sino al significado más "prosaico" de la palabra. Al salir de Correos, me he dado cuenta de que me había gastado nada más y nada menos que doce euros para encuadernar y enviar un simple manuscrito, costes de papel y tinta de impresora aparte.

No es la primera vez que envío un manuscrito, ni creo que vaya a ser la última, pero hasta el momento, no he visto a nadie que después de rechazar un manuscrito, por la razón que sea, me lo haya devuelto, que muchos parecen darse no cuenta de que, aunque parezcan pequeñas cantidades cada vez, al final nos cuesta un buen dinero enviar manuscritos a toda la gente que nos interesa que los lean. Todos esos agentes literarios y editores que se jactan de que antes fueron escritores noveles como nosotros, ¿acaso no enviaron manuscritos en su día dejándose sus pequeñas cantidades de dinero como todos los demás?

Lo peor de todo es que estamos atrapados. El editor, agente o convocante de un premio pide que se le envíen los manuscritos encuadernados, por lo que al menos eso tendremos que hacerlo. Salvo el que trabaja en una oficina donde hay una de esas encuadernadoras de espiral, que pueda usar cuando no le vean, el resto tenemos que acudir a copisterías donde lo hagan, ya que comprar un aparato de esos, a pesar de no ser muy caros, no es rentable. Una encuadernadora, bien sea de espiral, canutillo o térmica, puede costar desde sólo 60 euros hasta salvajadas como 300, pero luego los consumibles (carpetas términas, anillas, canutillos, etc...) sólo te los venden de 100 en 100 y sólo sirven para una determinada cantidad de páginas, con lo que el día que compras 100 carpetas para 200 páginas estás condenado a enviar sólo manuscritos de 200 páginas o comprar 100 carpetas de 100 páginas el día que el manuscrito sea de sólo 100. Como ya decía, condenados a gastar un buen dinero sólo para enviar algo que no sabemos si van a aceptar.

Ni que decir tiene que considero que el hecho de haber pagado 12 euros para encuadernar y enviar un manuscrito deja bien a las claras que confío en sus posibilidades, aunque no es mi opinión la que al final va a contar.

De todos modos, estoy ilusionado. No estoy enviando el manuscrito por probar, sino que esta vez me lo han solicitado expresamente después de leer un resumen. Como he hecho el envío a última hora de la tarde (casi no llego antes del cierre de Correos), supongo que saldrá mañana, así que si voy a recibir algún tipo de acuse de recibo, debería esperarlo con suerte para este viernes y con algo menos de suerte para comienzos de la semana que viene. Cruzaré tantos dedos como pueda.

Hala, ya me he quedado a gusto. Hasta la próxima.

lunes, abril 02, 2007

Noticias frescas y una breve disertación

Buenas noches a todos.

No esperaba escribir de nuevo tan pronto, pero es que hoy me he llevado una muy grata sorpresa. Cuando he ido a casa a comer, se me ha ocurrido echar un vistazo a mis emails, y me he topado con uno que parecía ser una respuesta de una agencia literaria, con la que me puse en contacto la semana pasada.

A dicha editorial le había enviado la sinopsis de uno de mis manuscritos. A pesar de todo, la primera impresión ha sido pensar que una semana es quizá muy poco tiempo para una respuesta, por lo que me temía lo peor. Nada más lejos de la realidad. La respuesta ha sido positiva y ahora me solicitan que les envíe, impreso y encuadernado, el manuscrito completo. Como se acerca la Semana Santa, lo dejaré para la semana que viene, pero lo voy a enviar seguro.

Las sensaciones son buenas. De momento, mi contacto con la agencia, cuyo nombre omitiré de momento, a menos que en el futuro firme con ellos, se ha limitado al intercambio de un par de emails, pero debo reconocer que han sido muy amables y solícitos, respondiendo siempre con una presteza que hasta ahora no había visto. Además, representan a algunos autores bastante importantes en la actualidad y tienen buena fama, así que de momento, no hay queja. Dicen que tardarán dos meses en valorar el manuscritos. Ya sólo me quedará esperar y para el vareno sabré si quieren o no representarme.

Al hilo de lo anterior, se me ha ocurrido también, basándome en mi propia experiencia, dedicar unas cuantas líneas a la forma en la que algunas editoriales y agentes tratan a la gente que, con toda su ilusión, les envían su material.

Quien, como yo y otros antes que yo, ha buscado alguna vez editoriales en Internet, se habrá topado con editoriales que en sus webs escriben cosas del estilo de "No se aceptan manuscritos no solicitados y, en caso de recibirlos, no se mantendrá correspondencia con sus autores". Básicamente, advierten que, si les envías un manuscrito, éste irá a la basura y no te dirán que lo han tirado. ¿Sabéis una cosa? Me parece bien. Son editoriales que, o bien sólo trabajan con textos remitidos por agentes literarios o bien sólo se dedican a publicar a autores extranjeros o a las reediciones de clásicos. Con algunos agentes pasa lo mismo, aunque en ese caso, son agentes que tienen una cartera de autores consagrados, de esos que convierten en oro todo lo que tocan, y no necesitan más. Todos estos por lo menos van de frente y son sinceros.

Pero, ¿qué ocurre con todos aquellos que cuando no les interesa lo que envías, simplemente no responden? Muchos ni siquiera avisan de este hecho en sus webs o sus comunicaciones cuando entras en contacto con ellos, con lo que, cuando pasa el plazo previsto para su respuesta, te quedas pensando en qué estará ocurriendo. ¿Serán tres meses justos o tengo que dar un margen de tres meses y medio? ¿Se habrán olvidado de mí? ¿Debo insistirles? ¿Se habrá traspapelado la respuesta o andará perdida en el ciberespacio? Preguntas sin respuesta, que pueden desesperar al más pintado. Ya no es sólo responder, ¿también cuesta tanto dejar las cosas claras a la gente para evitar que perdamos tiempo o nos volvamos locos? Muchos editores y agentes literarios han sdo antes autores en busca de alguien que les publique, y parece que se hayan olvidado de lo mal que se pasa cuando han transcurrido varios meses y nadie te ha respondido.

Bueno, eso es todo. Os mantendré informados sobre cómo evoluciona mi relación con esta agencia. A ver si hay suerte y es para contaros que he firmado un contrato de representación. Eso tampoco me aseguraría la publicación, pero seguro que sería un gran paso en la dirección adecuada.

miércoles, marzo 21, 2007

Un mes después, una nueva actualización

A falta de poco más de una semana para que finalicen las votaciones del premio de novela de yoescribo.com, he decidido hacer una pequeña actualización de mi situación, aparte de que hacía ya más de un mes que no escribía nada en el blog.

Como ya apunté en anteriores entradas, he dado carpetazo a mi efímera relación con aquel agente literario que se puso en contacto conmigo y después ya no volvió a decir nada. Han pasado ya casi siete meses desde que me escribiera por primera vez y en vista de que no ha vuelto a decir nada y no contestó a un email que le envié para saber de él, he avanzado por mi cuenta.

Aunque llevo ya bastante tiempo en esto de escribir y enviar manuscritos y siempre he hecho alarde de tener bastante paciencia, esta vez me he cansado (y quemado) un poco más de lo habitual, por lo que he decidido ir con todo y a por todas. He cogido todas las novelas que tengo escritas y ya suficientemente repasadas y corregidas, y todas ellas han tenido ya uno o varios destinos. Concretamente, se resumiría en los siguientes puntos:

1) La primera novela que escribí, que hasta que no dé por finalizada la que estoy escribiendo ahora es la más larga que he escrito, está en estos momentos siendo estudiada por una agencia literaria. Dicha agencia me ha solicitado tener acceso exclusivo al manuscrito mientras toman su decisión, por lo que esta novela no se la he enviado a nadie más.

2) La segunda novela que escribí es la que actualmente se encuentra participando en el premio de novela de yoescribo.com. Si alguno no la conoce o simplemente la ha olvidado, se llama "Aviso para navegantes". Por descontado, no se la he enviado a nadie más.

3) Aparte de las mencionadas, tengo otras tres novelas, dos de ellas encuadrables en la ciencia-ficción y otra que sería un "thriller" con ciertos toques fantásticos. De esta última, he enviado sinopsis y un par de fragmentos a tres editoriales que tienen bastante buena pinta y fama de hacer caso a autores noveles, aparte de publicar bastante novela fantástica y de ciencia-ficción. De las otras dos, he enviado el mismo material a dos de esas mismas tres editoriales. Ahora sólo me queda esperar a que respondan si les interesa recibir los manuscritos completos o no.

4) Me queda otra novela, concretamente la segunda que escribí y que presenté a un premio literario que no gané, pero que necesita un buen repaso. Desde hace unos meses, cuento con una PDA que me autoregalé en Navidad, así que tengo la posibilidad de ir leyendo y repasando mis textos en cualquier momentos, incluso en el metro.

5) Un día de estos, tengo que sacar una copia impresa de una de las dos novelas de ciencia-ficción. Actualmente, no tengo disponible una impresora, por lo que tengo que depender de ir a casa de un amigo. Tengo intención de enviar dicha novela a una agencia literaria con la que ya traté hace tiempo. En su día, no quisieron representarme, pero hace poco, me puse en contacto con ellos para conocer su disponibilidad y me dijeron que se acordaban de mí y que estarían interesados en leer lo que tengo para enviarles. Eso me lleva a pensar que tal vez cuando me puse en contacto la primera vez no les interesó el tipo de novela, pero sí mi estilo literario.

Por lo demás, sigo como siempre, escribiendo casi todos los días. Hace tiempo que no publico ningún relato o historia corta en este blog o en yoescribo.com, pero eso no se debe a que no escriba, sino a que estoy volcado en mi última novela, de la cual estoy afrontando ya la última parte (aunque eso no quiere decir que me queden pocas páginas, ya que la conclusión promete ser jugosa). Como ya he comentado unas líneas más arriba, va a ser la novela más larga que he escrito hasta el momento. Por ahora, habré completado unas 200 páginas en A4 con espaciado simple. Teniendo en cuanta que, según los expertos, se puede calcular el número de páginas que tendrá una novela multiplicando el número de folios que ocupa por una página y media, estaríamos hablando en estos momentos de 300 páginas, cuando aún me queda material para 50 ó 100 folios más. Cuando termine, supongo que me tomaré unos días de descanso, aunque he de confesar que siempre que termino una novela pienso en tomarme una semana de descanso, y al final, me pongo a escribir la siguiente antes de tres o cuatro días.

Como siempre, espero que la próxima entrada sea para contaros que alguien quiere publicar alguno de mis escritos. Mientras tanto, yo seguiré aumentando la colección.

jueves, febrero 15, 2007

Otra más

Ha vuelto a pasar, no sé si es mi sino, o un mal común a todos los escritores que como yo, están en eterna espera de una respuesta.

Supongo que recordaréis que, hace ya un tiempo, comenté que un agente literario me habíia pedido que le enviara un manuscrito mío, después de haber leído lo que tengo publicado en yoescribo.com.

Pues bien, tras seis meses (que ya me parecían una espera hasta excesiva), la semana pasada envié un email al mencionado agente, interesándome por el estado de mi manuscrito y por si se acordaba de mí. Lo malo es que que parece no acordarse de mí, o simplemente no quiere contestar, como ya en otras veces me ha ocurrido. ¿Acaso resulta tan complicado decir simplemente no? Yo no soy masoquista, pero prefiero mil veces antes una negativa mínimamente educada a que me ignoren.

A pesar de todo, tengo paciencia y moral para rato, además de un contrato indefinido, así que tengo tiempo y mi vida no depende de publicar el nuevo best seller definitivo. Me he puesto en contacto con más editoriales que nunca, en esta ocasión con todas a la vez, y espero acertar esta vez.

Es una pena que no pueda daros mejores noticias. Tal vez la próxima vez. Mientras tanto, no dejéis de leer la novela que presenté al premio de novela de yoescribo.com, "Aviso para navegantes". Las votaciones tendrán lugar entre el 1 y el 31 de marzo. Si os gusta, no dejéis de votarme.